jueves, 1 de noviembre de 2012

Lo de dentro

El otoño empieza a perder su encanto. El color rojizo con el que los árboles se tiñen empieza a parecerte demasiado oscuro. El sol se ha ido de vacaciones y no está claro cuándo piensa volver. Las hojas secas cubren la hierba, pero sólo por momentos; no pueden reemplazarla, ni formar parte de ella, porque el viento pronto se las lleva a otro lugar.

Luz, si fuera el cielo azul, si enloqueciera...

Y tú, en el fondo, te alegras de que el viento haga bien su trabajo. Te alegras porque tú no quieres un montón de hojas en tu jardín; porque su textura no puede compararse con la de la hierba fresca recién cortada, porque sus olores jamás podrían competir de igual a igual. No las quieres porque unas significan la muerte y la otra la vida eterna.

Luz, maldita sea la luz que me desvela...

Lo peor es que el otoño también parece tener prisa, como si llegase tarde a algún lugar. Pasa incluso más fugaz que el verano. No camina; corre a toda velocidad, como si huyera de algo

No, aquí no ve, y la luz se desespera...

Y sí, huye de alguien; del invierno que le acecha, que le espolea con su frío, que le persigue durante unos cuantos metros más para meterle miedo, para ahuyentarle, para que se aleje y no se atreva a volver nunca más, porque el invierno se ha encaprichado de este sitio y no tiene ninguna intención de abandonarlo.



"Extremoduro - Tercer Movimiento : Lo de dentro"


"Se volvió a gusano, mariposa, cansada de volar 
y no poder arrastrarse al fondo de las cosas,
a ver si dentro puede comprender...

No se ve; la vida se me queda a oscuras."

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